Kairi salió con premura del edificio donde residía Aqua, al pasar por el portal no dudo en despedirse con una cálida sonrisa del portero. Dirigió sus pasos hacia la estación del tren, al llegar, se acerco a la ventanilla y una señora le sonrió cortésmente.

—Un boleto para Vergel Radiante, por favor —Pidió depositando el dinero en el pequeño cubículo de la ventanilla.

—Aquí tiene, el tren sale en 10 minutos —Le entrego el tique y un par de monedas

—Gracias.

La joven se alejo de la ventanilla pensando en que invertir su poco tiempo mientras el tren comenzaba el abordaje, vio una máquina expendedora y con el poco cambio tintineando en el bolsillo de su chaleco, se acerco al aparato para ver que podía comprarse. Después de revisar todo el contenido y verificar varias veces las monedas, opto por comprar unas chocolatinas.

—¡Pasajeros con destino a Vergel Radiante favor de abordar! —Voceo una voz femenina— ¡Pasajeros con destino a Vergel Radiante favor de abordar! —Kairi sin mucha prisa se dirigió al tren

Entregando parte del boleto al abordar, decidió sentarse junto a una de las puertas, alejada de las personas. El tren dio por terminado el abordaje y empezó a moverse con lentitud, al salir de la estación y comenzar su recorrido por el puente que pasaba por encima de la ciudad, la joven se limito a observar por la ventana, topándose con uno de los atardeceres mas hermosos que hubiera visto. Los más variados tonos de naranja se podían observar en aquel cielo, aquellos tonos que se fundían con el océano, aquellos colores que se impregnaban en las azoteas de las casas haciendo que se vieran realmente espectaculares, aquella Torre del Reloj, tan majestuosa e imponente que siempre había visto desde el suelo, ahora se mostraba a ella en su maximo esplendor. Kairi no pudo evitar sonreír suavemente, en esa ciudad iba a crear su futuro, ahí iba a conseguir ser la persona que siempre quiso ser.

Sin pensárselo y sin apartar su vista de aquel atardecer, recito unas palabras en francés, palabras que para muchas personas no tendrían sentido; pero para ella, eran el inicio de algo nuevo.

—¡Bienvenue Kairi, à Cité du Crépuscule! (1)

(1) ¡Bienvenida Kairi, a Villa Crepúsculo!